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martes, 15 de noviembre de 2011

Solamente tú.

No todas las personas provocan las mismas sensaciones cuando se sumerjen dentro de otra vida, ni todas son capaces de transformarlas, pero hay personas que si. Hay personas capaces de llevarse todas y cada una de las tristezas para, en su lugar, colocar sonrisas. Son personas que conmueven los sentimientos y que se adhieren a un corazón hasta adueñarse de él, pero inconscientemente. Personas que cambian vidas, que transforman latidos de corazón y que consiguen poner en tensión todo un cuerpo. Son personas que provocan escalofríos y un palpitar ajetreado, pero que también saben calmar las tormentas, saben susurrarle al alma para que se tranquilice y una nueva sonrisa florezca de entre las cenizas del pasado. Esas personas consiguen que el mismo pasado se borre y que un presente se construya bajo sus pies. Son personas que hacen que miremos al futuro sin temerlo, pero entonces nos invade el miedo. Miedo a que esas personas desaparezcan de nuestras vidas. Lo que esas personas contruyen en nosotros no puede describirse con palabras, ni los sentimientos que ellas provocan al entrar nuestras vidas. Son golpes de suerte, pequeños milagros que hacen grandes cosas. Son magia y todo se vuelve mágico a su paso. Son ternura, serenidad y energía, son puntos de sutura sobre las heridas. En mi mundo, en mi vida, una vez sucedió un milagro. Conocí a una de esas personas, una persona que hizo desvanecerse a mi pasado, que cambió mi presente y que me hizo imaginar un futuro, a su lado. Esa persona tranformó mis días, mis pensamientos y mis sentimientos. Mi corazón se acercó al suyo y decidió latir acompañado mientras permaneciesen juntos, y enmudecer frente al resto de personas. Su voz se convirtió en la melodía que mis oídos necesitaban escuchar, junto a su risa. Mi sonrisa se convirtió en un acto reflejo de la suya y mis ojos no sabían cómo contemplar su belleza sin correr el riesgo de nunca saber como describirla. Y para mí, esa persona has sido tú.



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