No es que yo sea desconfiada, sino que la gente siempre me ha pedido a gritos que no confíe en ella, aunque yo no hacía caso…Siempre cayendo. Me levantaba, encontraba a alguien nuevo que creía que no me fallaría y una vez más me equivocaba. Estoy acostumbrada a caer, estoy acostumbrada a levantarme, pero ha llegado un punto en el que creo que no merece la pena levantarse pues así me ahorraré otra caída.
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